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¿Por qué no hacerse un veraneo teatral?

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Ni playa, ni montaña. Yo elijo teatro para pasar el verano. Elección que implica meterse en Internet y mirar la programación de los muchos festivales de España en las que actores y actrices trabajarán. Unos prolongando la gira de alguna obra que ya estrenaron en grandes plazas teatrales. Otros, si la pieza funciona y la comentan críticos y la ven programadores, asegurándose una gira más o menos larga.

Primer problema. No todos los festivales tienen puesta su programación en la Web a día de hoy, en mayo 2017. Así que todos aquellos que estén programándose unas vacaciones cercanas a algún festival de los muchos que pueblan España irán a ciegas.

Si se habla de teatro y verano, las miradas siempre se fijan en la calurosa Mérida. Esa ciudad que acoge desde hace ya mucho tiempo un festival, el Festival de Mérida, que sigue siendo atracción para el aficionado. Un festival no exento de polémica pues una gran parte de la profesión piensa que ha perdido ese carácter internacional y europeo por centrarse demasiado en las producciones de la empresa de su director actual y en cierto apoyo a los artistas locales, de Extremadura.

Es cierto que faltan grandes nombres y producciones interesantes que vengan de fuera de España. Este año solo tendremos el Nuevo Coro de las Voces Búlgaras que ni si quiera participan en una producción teatral, sino en un concierto de Arcángel, ese cantaor al que no le falta experiencia teatral. Concierto para el que me atrevo a vaticinar que se agotarán las entradas en cuantito se conozca de su fecha. Aunque esa internacionalidad que se le echa en falta, a ojos europeos, no parece ser tal. De hecho, el festival acaba de recibir el sello EFFE que da la Asociación Europea de Festivales, a los festivales singulares que construyen Europa.

Nos quedamos con lo patrio ante esa ausencia de la presencia internacional que permitiese ver cómo se trabajan los clásicos, por ejemplo, en países de gran tradición teatral como Reino Unido o Alemania, o con una rabiosa actualidad teatral como Bélgica o Suiza. Y en lo patrio tampoco abunda el riesgo artístico. Ese que puede dar lugar a grandes batacazos, pero también a grandes e inesperados éxitos, y que merece la pena para hacer avanzar el arte. Tampoco hay una apuesta clara por las mujeres más allá de su faceta como actrices, con la excepción de Carme Portacelli.

Hasta aquí la crítica constructiva a un festival que se mira con lupa porque se considera el festival nacional de verano por excelencia, el festival de todos nosotros, y uno de los que más noticias culturales ofrece entre julio y agosto. A partir de aquí, decir que si fuera por mí lo vería todo con la excepción de “Séneca” de Antonio Gala. Montaje que se ha podido ver en Madrid en el Centro Dramático Nacional, cuya dirección e intenciones con las que lo ha montado Emilio Hernández decepcionan a pesar de tener actores como Antonio Valero, Ignasi Vidal, Eva Rufo, la fuerza y la valentía de Diego Garrido y la inestimable colaboración de Carmen Linares. No creo que el marco incomparable de Mérida le dé todo lo que le falta.

Digo que lo vería todo porque ¿quién no se vería las “Troyanas” en versión de Alberto Conejero que dirige la Portaceli con Aitana Sánchez Gijón, Ernesto Alterio y esa actriz de raza que es Alba Flores? ¿Y quién se va a perder a Roberto Álvarez, Ana Wagener y Amaia Salamanca en “La Orestiada” que dirigirá José Carlos Plaza? ¿Y qué me dicen ver a Pablo Derquí en el “Calígula” de Camus dirigido por Mario Gas (obra que coproduce el Grec)? ¿Y quién no comenzaría agosto con una opereta de Offenbach como es “La bella Helena” en versión de ese experto en musicales y operetas que es Ricard Reguant que seguro sabrá quitarle a Gisela su pátina de musical de Disney a la que debe su popularidad? ¿O “La comedia de las mentiras” con Pepón Nieto, María Barranco y Pepe Tous que tiene pinta de querer reeditar el éxito comercial de “El Eunuco”? Y también vería “Viriato” de Florián Recio, profesional extremeño que siempre ha tenido el beneplácito del público de este festival. Lo haría porque desconozco su trabajo. Mea culpa, pues tiene currículo, es decir, producciones y su “Cerco de Numancia”, basado en la obra de Cervantes, ha pasado por Madrid.

Si en vez de los clásicos grecorromanos o su temática, lo suyo son los clásicos del siglo de Oro y sus contemporáneos (fundamentalmente Shakespeare) su veraneo teatral debería ser en julio y pasarse en el Festival de Almagro. Donde podrá ver obras que ya han pasado o están pasando por Madrid. Como ese magnífico “El perro del hortelano”, el Lope con el que Helena Pimenta abrió este año el Teatro de la Comedia. O “La ternura” y “Sueño”, esos dos magníficos Shakespeares que Sanzol y Andrés Lima se han inventado para su Teatro de la Ciudad y han montado en el Teatro de la Abadía de Madrid.

Aunque, sin duda, sus platos más interesantes son las compañías que vienen de fuera. Sí, este festival sigue con ese sesgo universal que siempre ha tenido el teatro y proporciona la posibilidad de ver cómo se interpretan los clásicos (de nuevo, Shakespeare) en otras latitudes. Sobre el papel destaca “Julio César” que viene de Rumania. “The Tempest” que viene de Grecia. O “The twelfth night” que estrena The Flute Theater, compañía creada para quitarle la pompa al bardo y hacer llegar su teatro a cuantos más mejor. O Los Colochos, una compañía mexicana que ya se llevó el premio Almagroff con “Mendoza” y vuelven con una “Romeo y Julieta” muy particular en la que invitan a apreciar la musicalidad y la forma de decir de los indígenas de aquel país. Tampoco habría que olvidarse de la alemana “Sueño de una noche de verano” que procede del Teatro Nacional de Weimar y dirige Jan Neumann, ni de la israelí “Los enredos de Scarpin”.

A su lado habrá otras muchas compañías españolas procedentes de distintos puntos cardinales mostrando sus pequeñas o grandes producciones. Compañías que comienzan su andadura en este festival o vienen para revalidar el éxito que tuvieron en su ciudad o en los circuitos más alternativos o que acaban sus giras por la puerta grande representando en alguno de los espacios que ofrece esta pequeña ciudad. Por ejemplo, dos “Lazarillos” como el del Brujo y el que monta con títeres la cía. Claroscuro. Por ejemplo, los muchos espectáculos que celebrarán “El Quijote” en este pueblo manchego.

Aunque por muy buenas que sean, los momentos estelares para los actores y actrices serán aquellos en los que se reconoce a los compañeros de profesión. Como el Premio Corral de Comedias que se le dará a José Sacristán. O el homenaje que se hace a Joaquín Notario, Pepa Pedroche y Arturo Querejeta. Tres profesionales sin los cuales el Teatro Clásico del Siglo de Oro en España no sería lo que era.

En julio y como alternativa a Almagro está el Festival Grec de Barcelona. Una ciudad que tiene campo y playa, miles de pueblitos a su alrededor en los que veranear y una tradición teatral que le permite seguir ofreciendo en verano una gran producción teatral todos los años. A falta de la programación en el teatro griego, ya se puede ver la programación asociada al festival en otras salas. Comienzan fuerte con ese espacio singular para representar teatro que es La Biblioteca de Catalunya en la que Oriol Broggi monta “Bodas de sangre” con, entre otras, Nora Navas. Ya me están salivando ¿verdad?. Pues sigo. También están T de Teatre que ofrecen “E.V.A.” bajo la dirección de Julio Manrique. Sergi Belbel que sirve una nueva producción de “Paraules encadenades” de Galcerán. Pau Miró vuelve con “Un tret al cap” y Enma Vilarasau. Y en el Lliure una “Noche de Reyes” con lo más jóvenes.

Si se sale de Almagro, el Grec y Mérida la cosa, teatralmente hablando, comienza a flojear. Pero se pase el verano donde se pase, y si nos circunscribimos a España, siempre hay un festival que da una oportunidad de acercarse al teatro. Como el Festival Internacional de Santander que programa “Aire”, el entretenido circo-musical que produce Emilio Aragón y dirige Paco Mir, o el “Pájaro prodigioso” que presenta La Maquiné a partir de música de Igor Stravinsky. Dos espectáculos para ir en familia.

En el del Castell de Peralada, un festival eminentemente musical, dará la oportunidad de ver en directo a la actriz Juliette Binoche que junto a Alexander Tharaud recordarán a Barbara, la apreciada cantante francesa. Un festival en el que se programa una “Madama Butterfly” con tres cantantes de campanillas: Ermonella Jaho, Bryan Himmel y Carlos Álvarez, dirigidos en lo interpretativo por Joan Antón Reich y conescenografía de Alfons Flores, cómplice habitual de La Fura dels Baus. Sin olvidar el musical familiar de “Gerónimo Stilton”.

En El Escorial su Festival de verano, también eminentemente musical, ofrece la posibilidad de ver “Las bodas de Figaro” de Mozart y el estreno de la ópera de cámara “Tenorio” de Tomás Marco. Además de un espectáculo de La Fura dels Baus llamado “Free Bach 212”. Todo en la fresca sierra madrileña.

Hay algunos más de los que no se puede dar noticia, como ya se ha dicho, porque no han presentado todavía sus programaciones. Pequeños o grandes, más o menos conocidos a nivel nacional pero muy apreciados a nivel local. Solo hay que estar atentos, informarse, no se sabe cuando puede aparecer una interesante propuesta teatral y no quedarse este verano sin teatro.


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