Para lograr hacer de las prácticas culturales un derecho real, percibido y asumido por la ciudadanía, y convertir las políticas culturales en una herramienta esencial para la profundización democrática, la cultura ha de llegar a ser un sector estratégico del estado.
Las artes son la experiencia humana que mejor nos narra, la experiencia artística nos cuenta, desde la pintura rupestre hasta las últimas creaciones de la música indie. Podemos decir que prácticamente todas las formas de conocimiento, como la ciencia, la filosofía, la política, etc. Han bebido innumerables veces no solo de la cultura sino del arte, las grandes obras de arte además de explicar su tiempo se han adelantado al devenir de la sociedad.
La política cultural en nuestros días ha de poner en valor las artes y la cultura como uno de los mayores bienes de los seres humanos, de la ciudadanía, como un derecho fundamental y esto necesita una práctica política que ponga en contacto permanente a la cultura y la sociedad.
Pero además, la cultura es uno de los motores de creación económica más importantes en nuestras sociedades, las Industrias Culturales y Creativas (ICC) con la tercera fuerza de creación de empleo según la Comisión Europea con 7 millones de empleos. El PIB en nuestro país de las ICC es superior al de la Agricultura, la Industria Química y las Telecomunicaciones. Por ello no pueden volver a repetirse medidas incompresibles que no solo frenan el crecimiento, como la subida del IVA, que además rebaja el crecimiento de la ICC y no beneficia al conjunto de la sociedad, bien al contrario muestra de manera clara la inexistencia de una política cultural que pueda hacer crecer el acceso de la ciudadanía y la oportunidad de desarrollo económico.
Es necesario reclamar al próximo gobierno que salga de las urnas del 20 de diciembre una política cultural con mirada de futuro y una estrategia de desarrollo del sector cultural con medidas claras como la ley de mecenazgo, garantías para la propiedad intelectual, un Estatuto de Artistas, etc. Que garanticen nuestros derechos. Pero solo será creíble una política cultural si en el centro de cada una de las medidas se encuentra la igualdad de género.
Berta Ojea, Secretaria de Igualdad de la Unión de Actores y Actrices