La Revista Actores se encuentra con la conocida actriz Aitana Sánchez-Gijón. Motivos para hablar con ella no faltan. A su éxito en la serie de televisión Velvet, líder de audiencia los jueves en Antena 3, se añaden el estreno y la gira de Medea, con la dirección de Andrés Lima y producción del Teatro de la Ciudad, la entrega del prestigioso Premio Ceres y la próxima entrega de la Medalla de Oro de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España (popularmente conocida como la Academia de Cine). El encuentro se produce en dicha academia, en un saloncito al estilo de club inglés, en unos cómodos sillones de cuero envejecido color marrón oscuro aprovechando los huecos que tiene en una apretada agenda en la que se acumulan proyectos, trabajo y los cambiantes planes de rodaje de las series de televisión.
¿Qué supone para una actriz como usted recibir el premio Ceres?
Aunque es un premio muy joven, lleva cuatro ediciones, me une a las grandes actrices que lo han recibido antes que yo: Amparo Baró [por “Agosto” en 2012], Vicky Peña [por “El diccionario” en 2013] y Kiti Manver [por “Las heridas del viento” en 2014]. También es un premio especial porque lo recibo por “Medea” que está siendo para mí un viaje iniciático, una experiencia vital y un punto de inflexión en mi carrera. Además me lo dieron poco después de hacer la única representación de este montaje en el Festival de Mérida. “Medea” es la obra que más veces se ha representado en este festival y con la que lo inauguró Margarita Xirgu. El premio y “Medea” me unen a una estirpe de actrices que la llevan representando durante dos milenios. Yo soy un eslabón más de esa cadena.
¿Qué le ha supuesto hacer “Medea” con el Teatro de la Ciudad?
Formar parte de un proyecto de este tipo significa estar comprometida con la profesión. El escenario se convierte en un lugar de investigación. Es como ir a la universidad durante 9 meses en los que asistí a 5 ó 6 talleres con importantes expertos en los clásicos como Carlos García Gual antes de comenzar a ensayar. Te prepara.
El proceso de ensayos ha sido el más fácil de mi carrera de un espectáculo teatral. Solo había que dejar salir todo lo que se había gestado en los talleres. El trabajo más teórico y el más emocional. Ha sido similar a “Capitalismo, hazlos reír”. Aunque en este caso el texto lo iba escribiendo Juan Cavestany durante el proceso de preparación del espectáculo. En Medea, Andrés Lima partió del texto clásico de Sófocles para luego hacer su propia versión, como el resto de los directores que han participado en el proyecto del Teatro de la Ciudad.
¿Cómo ha sido trabajar con Andrés Lima en Medea?
Andrés es el director con el que siento que más me he podido tirar a la piscina. Y con Mario Gas. Saltar sin red. No necesitarla. Tengo confianza absoluta en él y entrega sin condiciones. Nunca me he sentido en peligro a pesar de ser un trabajo extremo. Habrá cientos de actores que estén de acuerdo conmigo. Los actores que hayan pasado por sus talleres lo corroborarán. Me decía “Hazlo todo normal” pero respetando la grandeza del texto. Lo que él transmite de normalidad te da confianza.
¿Cómo se pasa de un trabajo como este a Velvet?
Es más bien al contrario. Velvet es la estabilidad. Está siempre ahí. Llevo tres años en la serie de donde salgo para hacer otras cosas. Es donde vuelvo. Es como estar en casa. Una gran familia en la que estoy cómoda.
Cuando me lo ofrecieron pensé, “Si tiene éxito, me va a dar claustrofobia”. Me pregunté si sería capaz de estar tanto tiempo. A día de hoy estoy deseando que me llegue el guión para saber qué pasa con el personaje, por donde va la trama. El guión tiene que incorporar los accidentes de la vida real. Las ausencias porque a un actor le sale otro trabajo, porque enferma… El proceso es muy parecido a la vida. Nunca sabes qué puede pasar.
¿Por qué te afiliaste a la Unión de Actores?
La unión hace la fuerza. Permite poder luchar por unos derechos que garanticen unas condiciones mínimas desde una conciencia de grupo y de gremio.
¿Qué le dirías a los actores y actrices que todavía no se han afiliado?
Estar en la Unión es una manera de saber donde dirigirse. Te informa de lo que se mueve, de proyectos, de qué pasa en la ciudad. Sobre todo si no se tiene agente, y aún teniendo agente, y estás empezando. También es una manera de sentir que formas parte de un colectivo. Y es bueno para actores que vienen de fuera a trabajar a España.
A los artistas no les suele gustar que les preguntes por sus siguientes proyectos pero es una pregunta obligada en toda entrevista ¿qué está preparando?
A mi no me importa. Voy a seguir con Velvet si la cadena sigue produciéndola. El share ha bajado a un 18%, lo que se considera normal para una tercera temporada, pero seguimos siendo líderes de audiencia en su día de emisión. También estoy preparando la “La rosa tatuada” de Tenesse Williams para el Centro Dramático Nacional con dirección de Carme Portaceli, una directora con la que no había trabajado y me apetecía trabajar, en el que también está confirmado nuestro compañero Roberto Enríquez. Después de Medea me pregunté ¿qué hago? Una comedia, por favor. Es verdad que “La rosa tatuada” no es una comedia. Es una tragicomedia con un personaje lleno de vida. Me hace mucha ilusión porque en toda mi carrera nunca había trabajado en el Teatro María Guerrero.
¿Algún proyecto cinematográfico?
Sí. Hay una película de mujeres que se rodará en Vietnam el año que viene. Escrito por una mujer. Dirigido por otra mujer, Patricia Ferreira. Y protagonizado por mujeres.
¿Algo que añadir o decir a tus compañeros de profesión?
Hay que agarrarse al palo mayor, que no tiren la toalla, que perseveren, que no dejen que las circunstancias apaguen su pasión. Sé que alrededor del 80% de la profesión está en paro o trabaja en otra cosa para poder vivir. Hay que esperar que pase la mala racha y volvamos a la normalidad.
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