El año del pensamiento mágico o la alegre tragedia
Es difícil resistirse al cartel de esta obra. En él se unen un magnífico texto de la escritora Joan Didion, una actriz superlativa como Jeannine Mestre, un director que ha probado con creces su valía como es Juan Pastor, maestro de actores, y la producción de la Guindalera. Es fácil, por tanto, que el público pase por la taquilla del Teatro Español, cuya dirección ha traído este teatro de calidad desde la periferia de salas pequeñas al centro teatral madrileño. Visibilidad que le debería servir para asegurar, garantizar, una gira y, tal vez, una reposición aunque fuese en la pequeña sala de la Guindalera.
El que compre la entrada y entre se encontrará con un monólogo. El de una escritora cultivada. La que se mueve y se ha movido en los ambientes sofisticados de Hollywood, el periodismo neoyorkino y la literatura norteamericana. Con casa, amigos y posibles en ambas costas. Que se mueve igual en el frío Manhattan que en la soleada California. Que se mueve de costa a costa en avión. Sofisticación que no la hace invulnerable a la desgracia, la pérdida del marido y, al poco, la de la hija, ni tampoco a las formas mágicas que los seres humanos tienen de afrontarla desde que el mundo es mundo.
Sofisticación y vulnerabilidad. Cultura y magia. Sabiduría universitaria y popular. Esos son los retos a los que se enfrenta Jeannine. A los que Joan Didion la obliga a enfrentarse. A encontrase cómoda y humana en los extremos y también a encontrarse en los puntos medios y en los excéntricos. A transitar de un lado a otro, pero también a quedarse, estar un rato. Mientras mira a un público que va comprendiendo la tragedia del ser humano. Una tragedia contada en un tranquilo día soleado al borde del mar con la brisa refrescando el cuerpo y poco más que sentarse, levantarse o apoyarse en un sillón. Y entendiendo que de vez en cuando se ría de sí misma de su falta de empatía con lo que la rodea. Con la necesidad de dejar la desgracia atrás, una vez que ha ocurrido y pasado, marchar. Que ya tenemos bastante tragedia. Y en esos movimientos, en ese estar, en ese liberarse, llenar de esperanza al espectador, de que así es la vida, e incluso así puede disfrutársela.
Autora: Joan Didion
Versión, adaptación, dirección y espacio escénico: Juan Pastor
Producción: Guindalera Teatro S.L.
Iluminación: Sergio Balsera
Vestuario: Teresa Valentín Gamazo
Con (por orden alfabético): Jeannine Mestre (Joan Didion)
Fortune Cookie o soledades al resguardo de nubes melancólicas
Esta es la historia de una obra que nació en LAZONAKUBIK como un proyecto de investigación sobre la cultura china de aluvión en el madrileño y multicultural barrio de Usera, donde se iba a representar, y acabó siendo una historia sobre nosotros mismos, the Western people, los occidentales, que se estrenó en la sala de Francisco Nieva del Teatro Valle-Inclan en Lavapiés, otro barrio multicultural. Una historia donde lo chino tiene un valor tangencial y referencial, como una cultura milenaria que trasladada a nuestros días ofrece en el mercado negro productos “made in China” baratos, sucedáneos, falsos y fuera de todo control.
Una historia donde los que participan en el proceso condicionan el resultado. Público incluido, pues antes de estrenarlo como definitivo, se presentó en idea, en esbozo, a los espectadores en el propio CDN de Lavapiés, seguido de coloquios y, según cuentan, de intensas y emocionadas discusiones. Proceso que llevo a la obra de los chinos en España a hablar de nosotros mismos. Indicador de que algo se mueve en el teatro. Un movimiento que se demuestra andando y que da lugar a obras como esta. Ciertamente complejas en estructura, por las fracturas de tiempos y de espacios, por sus metáforas. Y a la vez, ciertamente simples, mejor dicho, sencillas, como son las historias de amor. De seres solitarios, seres solos, refugiados en el trabajo, en los recuerdos, en los amigos, en los hijos por venir. Y en la salud y en la enfermedad, como si se hubieran casado. Seres que mueren solos, si hablamos de cuerpos, pero muy acompañados, si hablamos de espíritus convocados. Seres que parecen estar en las nubes pero con los pies muy anclados en la tierra, como la productora teatral que protagoniza la obra. Seres que interpelan al público que se sienta a verlos, a escucharlos, a disfrutar de sus miserias y, también, de sus alegrías. Tonos melancólicos. Gotas de humor. Leve música para unos oídos dispuestos a sentir. Música que vibra en las voces y los cuerpos de unos actores y que llega al público para cuestionarle, para preguntarle “eh, ¿estás ahí? ¿Qué te dijo tu galleta de la suerte? ¿Qué te trajo?” Y sobre ellos un cielo de nubes sugiriendo formas, hermosas imágenes. Recuerdos de lo asiático. Flores de loto de plástico para la nueva y personal dramaturgia que el escritor José Manuel Mora y la actriz, coreógrafa y directora Carlota Ferrer están creando en nuestros escenarios.
Dramaturgia: José Manuel Mora y Carlota Ferrer
Directora y coreografía: Carlota Ferrer
Producción: Henar Hernández
Escenografía: Mónica Boromello y Alessio Meloni
Iluminación: José Espigares
Vestuario: Ana López Cobos
Espacio sonoro: raro
Con (por orden alfabético): Alba Celma, Joaquín Hinojosa, Alberto Jo Lee, Esther Ortega, David Picazo
Página Web: http://lazonakubik.com/fortune-cookie/
Hedda Gabler o ¿por qué (re)montar un clásico?
Si un equipo tiene éxito, lo normal es que busquen nuevos proyectos para seguir trabajando juntos. Este parece ser el caso de Hedda Gabler de Henrik Ibsen que se ha estrenado en el Teatro María Guerrero. En el que se juntan de nuevo el equipo que ya triunfase con El malentedido de Camus. Un equipo formado por el director de escena Eduardo Vasco, la dramaturga Yolanda Pallín, que ha versionado el texto, y que cuenta para los papeles protagonistas con la popular y televisiva actriz Cayetana Guillén Cuervo, que también produce, y con el más que profesional Ernesto Arias. Sin embargo, no parece que les haya salido tan bien la jugada. Tal vez, por la forma tan técnica y dispar de decir el texto que tiene el elenco y que dificulta al espectador hacerse la idea de que son un grupo, una comunidad, una sociedad.
Aunque lo cierto es que Cayetana da el perfil de Hedda con los trajes que Lorenzo Caprile le ha cosido, apoyada en la pared o en medio del escenario, mirando al público y todavía más allá. Una mirada perdida y una actitud que le permite ver sus otras posibles vidas, posibilidades que sistemáticamente ella se niega y el resto le niegan. Convertida en el centro de todas las miradas y condenada a adornar las veladas y el reposo del guerrero. El reposo de ese marido que a lo galán de comedia romántica de Hollywood y, ligeramente, a lo científico loco y despistado construye con acierto Ernesto Arias. Son la quietud frente a una absurda actividad. El hastío frente al más vacío entusiasmo. Una mujer enterrada en una académica ciudad de provincias. A la que se le ofrece un amor de verdad, servido por José Luis Alcobendas, que no se ajusta a los cánones, a lo que se espera de ella: amante, esposa y madre. Y elige. Elige lo malo conocido que lo bueno por conocer. Elige y acaba con toda posibilidad de ser mujer, por acabar con toda incertidumbre. Y con la certeza se condena ¿Por qué? Ese es el misterio que Vasco sirve, sin respuesta. El misterio humano de por qué hacemos lo que hacemos de por qué elegimos lo que elegimos y se abandonan otras opciones, otras posibilidades, más queridas, más deseadas. Por qué nos infligimos voluntariamente ese daño, ese dolor, y nos condenamos a vivirlo solos. Como si quisiéramos música y para ello aporreásemos un piano, en vez de tocarlo.
Autor: Henrik Ibsen (versión de Yolanda Pallín)
Dirección, espacio sonoro y vídeo: Eduardo Vasco
Producción: Centro Dramático Nacional, Mucha Calma y Noviembre Teatro
Escenografía: Carolina González
Iluminación: Ángel Camacho
Vestuario: Lorenzo Caprile
Música original: Ángel Galán
Con (por orden alfabético): José Luis Alcobendas (Eilert Lovborg), Charo Amador (Julia Tesman ), Jorge Bedoya (el pianista), Ernesto Arias (Jorge Tesman), Jacobo Dicenta (El juez Brack), Cayetana Guillén Cuervo (Hedda Gabler) y Verónika Moral (Thea Elvested)
Página Web: http://cdn.mcu.es/espectaculo/hedda-gabler/